lunes, 27 de mayo de 2013

¿Puede el ecumenismo ir de la mano de la apologetica?

Esta es una de las preguntas más difíciles que se puede plantear en el ámbito de una pastoral. Debido a que en la práctica o se opta por lo uno o por lo otro. Lo digo porque lo he visto de cerca , cristianos que al promover el ecumenismo y buscar la unidad y puntos en común basado en la Biblia, muchas veces se deja de lado y se le resta importancia la doctrina que nos identifica ya sea como católicos , protestantes o evangélicos , al evitar el tema doctrinal de ciertos puntos importantes que nos dividen , solo se quedan en un ecumenismo light, ósea nos llevamos bien en el estudio de la Biblia pero ahí nomás, eso no lleva a una unidad en la Iglesia sino a llevarnos bien entre diferentes grupos cristianismos.

Por otro lado esta los que rechazan el ecumenismo y practica solo la apologética, rechazando a los que no son de su iglesia o no tienen la misma doctrina que ellos a pesar de confesar la misma fe Trinitaria y tener el mismo bautismo. Un ejemplo en el lado católico está el Padre Flaviano Amatulli y su movimiento eclesial Apóstoles de la Palabra que tiene una clara línea apologética, debido a una comprensible preocupación pastoral por los sectores más pobres, descuidados muchas veces por las diócesis ante el avance de las sectas. Pero para responder a la pregunta definir que es el ecumenismo. Para esto voy a basarme en el decreto Unitatis Redintegratio del Vaticano II, que trata sobre este tema, el decreto propone una hoja de ruta para lograr el ecumenismo:

Primer lugar: eliminar palabras, juicios y actos que no sean conformes según justicia y verdad a la condición de los hermanos separados, y que, por tanto, pueden hacer más difíciles las mutuas relaciones en ellos.
Segundo lugar: "el diálogo" entablado entre peritos y técnicos en reuniones de cristianos de las diversas Iglesias o comunidades, y celebradas en espíritu religioso. En este diálogo expone cada uno, por su parte, con toda profundidad la doctrina de su comunión, presentado claramente los caracteres de la misma. Por medio de este diálogo, todos adquieren un conocimiento más auténtico y un aprecio más justo de la doctrina y de la vida de cada comunión;
Tercer lugar: las diversas comuniones consiguen una más amplia colaboración en todas las obligaciones exigidas por toda conciencia cristiana en orden al bien común y, en cuanto es posible, participan en la oración unánime.
Por último: Todos, finalmente, examinan su fidelidad a la voluntad de Cristo con relación a la Iglesia y, como es debido, emprenden animosos la obra de renovación y de reforma.

Todo esto, realizado prudente y pacientemente por los fieles de la Iglesia católica, bajo la vigilancia de los pastores, conduce al bien de la equidad y de la verdad, de la concordia y de la colaboración, del amor fraterno y de la unión; para que poco a poco por esta vía, superados todos los obstáculos que impiden la perfecta comunión eclesiástica, todos los cristianos se congreguen en una única celebración de la Eucaristía, en orden a la unidad de la una y única Iglesia, a la unidad que Cristo dio a su Iglesia desde un principio, y que creemos subsiste indefectible en la Iglesia católica de los siglos.

El ecumenismo católico propone algo que puede ser chocante para varios grupos evangélicos porque el ecumenismo católico tiende a una finalidad que es que la unidad de los cristianos se manifieste en una única celebración de la eucaristía. Pero el decreto también propone ciertos puntos esenciales para la práctica del ecumenismo:

1. La unión afecta a todos
2. La reforma de la Iglesia
3. La conversión del corazón
4. Oración unánime por la unidad
5. Conocimiento mutuo de los hermanos
6. Formación ecuménica
7. La cooperación con los hermanos separados.

Algo que dificulta el ecumenismo es que el decreto hace una diferencia entre las dos grandes divisiones en la Iglesia, en el cisma de oriente , la Iglesia católica reconoce a las Iglesias Orientales como Iglesias particulares y al cisma de occidente a las diversos grupos cristianos que surgieron de la reforma , la Iglesia católica solo las reconoce como comunidades eclesiales. La encíclica UT UNUM SINT del Beato Juan Pablo II , presupone esta diferencia y no la profundiza , pero si lo hace un documento de la congregación para la doctrina de la fe, la Dominus Iesus. Este ultimo tuvo muchas criticas por teólogos que optan por el pluralismo religioso y por una visión diferente de ecumenismo.

Un ejemplo es una carta firmada por asociación de teólogos Juan XXIII, donde se hace un critica en contra de este documento. Pero si seguimos la senda el ecumenismo propuesto por la Iglesia Católica teniendo en cuenta, el decreto de la Unitatis Redintegratio, la encíclica Ut Unum Sint y la dominus Iesus si se puede practicar el ecumenismo y a la vez hacer una labor apologética, porque el ecumenismo necesita que los demás conozcan nuestra fe y doctrina, pero como dice la carta de Pedro :
1 Pe 3,15  Al contrario, den culto al Señor, Cristo, en sus corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que les pida razón de su esperanza.
1Pe 3:16 Pero háganlo con dulzura y respeto. Mantengan una buena conciencia, para que aquello mismo que les echen en cara, sirva de confusión a quienes critiquen su buena conducta en Cristo.

Es necesario la labor apologética de los diversos agentes pastorales, solo así podemos forjarnos una identidad frente al ecumenismo y para poder ponerlo en practica , solo así podremos tener un dialogo conciente y maduro para dialogar con el otro  teniendo clara nuestra identidad pero siempre teniendo claro la búsqueda de la verdad y de la unidad de la Iglesia que Cristo ha fundado.

 Saludos
Luis Breña

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