domingo, 16 de octubre de 2016

Como vivir la eucaristía desde la plegaria eucarística II

Para vivir de manera consciente la eucaristía, debemos saber qué es lo que celebramos, y para que lo hacemos. Solo así tendremos claro que nos exige  la Misa. Cuando el sacerdote dice: pueden ir en paz, es un envío a la vida para vivir lo que celebramos.
La Plegaria Eucarística, conocida en la tradición oriental como Anaphora (“ofrenda”), es el “corazón” y el “culmen” de la celebración de la Santa Misa, como explica el Catecismo de la Iglesia Católica. En la tradición romana, la Plegaria Eucaristíca tomó el nombre de Canon Missae (“Canon de la Misa”), expresión que se remonta al menos al papa Vigilio (537-555).
La Anáfora o Canon es una larga oración que tiene forma de acción de gracias (eucharistia), conformada al ejemplo de Cristo mismo durante la Última Cena, cuando Jesús tomó el pan y el Cáliz y “dio gracias” (Mt 26,27; Mc 14,23; Lc 22,19; 1Cor 11,23).
San Cipriano de Cartago (muerto en 258), uno de los testigos más importantes de la tradición latina, enfatizó que el celebrante debe imitar de cerca los actos y las palabras que el Señor usó en aquella ocasión, y de los cuales depende la validez de los sacramentos.
A partir de la plegaria eucarística II, vamos a profundizar en la eucaristía, para poder vivirla mejor en nuestra vida cotidiana

Prefacio:
 V/ El Señor esté con vosotros.
R/ Y con tu espíritu.
V/ Levantemos el corazón.
R/ Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/ Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Reflexión:
Nos disponemos a elevar nuestro espíritu al cielo, cuando el sacerdote dice: levantemos el corazón  no significa que solo nos paramos de las bancas, es un signo de que nuestra persona, nuestros pensamientos entren en sintonía con Dios. ¿Vamos a misa siendo conscientes de lo que celebramos?, ¿o voy solo por cumplir una norma? ¿Tengo buena disposición para participar de la misa?

R/ Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre Santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Reflexión:
Damos gracias por lo que Dios por nosotros a través de Jesús: la creación y la redención
Sobre la creación: ‘‘Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas’’ cf Jn1,3
¿Valoramos la creación? ¿La cuidamos o contribuyo con la contaminación? El cuidado de la ecología no es una moda, es un deber de todo cristiano, porque es obra de Dios, de la cual nosotros somos administradores:
Gn 1:26  Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las reptiles que reptan por la tierra.
Gn 1:27  Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, machos y hembra los creó
Sobre la redención: ‘‘tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. ’’
¿Comprendemos la magnitud y el alcance de la expresión: fue hecho hombre? ¿Creemos con todo lo que implica que Jesús nació de una virgen, por obra de Dios? Si Dios optó por hacerse uno de nosotros. ¿Me valoro como ser humano?, ¿Cómo es mi trato con las demás personas?, ¿tengo una concepción pesimista u optimista de la humanidad?

Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo.
Reflexión:
Jesús funda la Iglesia y le da su identidad, sentido y misión con su muerte en la cruz y su resurrección. ¿Valoramos el precio que pagó Jesús por la Iglesia? ¿Valoro y aprecio a la Iglesia como obra de Jesucristo? Si la Iglesia es un pueblo santo, ¿vivo conformo a la voluntad de Dios?, ¿me relaciono y trato a los demás miembros de la Iglesia como mis hermanos en Cristo?
Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
Reflexión:
La misa es el cielo en la tierra, cuando participamos de la eucaristía, en verdad estamos juntos  con los ángeles y los santos que ya participan de la visión de Dios, para cantar  las alabanzas a la Santísima Trinidad. Es por eso que la Misa es un anticipo de lo que es el cielo. Esta expresión no solo está en la plegaria por su belleza poética sino porque expresa una verdad teológica. ¿Somos conscientes de lo que vivimos en la Misa?, ¿Cómo me comporto en Misa?, ¿la Misa la vivo como una práctica personalista o la vivo en comunidad? ¿Trato de vivir mi vida entera como una alabanza a Dios?

La epíclesis:
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y † Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.
Relato de la institución:
El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Reflexión:
La conversión del pan y vino en cuerpo y sangre de Jesús ,es obra del Espíritu Santo, por tanto es un don de Dios, no es producto de la imaginación de los participantes o una conversión subjetiva.
Es una iniciativa divina, comer y tomar del cuerpo del Señor, significa ser uno con Jesús. Y al estar unidos él, estamos en comunión con la Santísima Trinidad y con toda la Iglesia que participa de la eucaristía.
¿Asumo mi compromiso de unirme a Jesús?, ¿Qué implicancias tiene en mi vida cotidiana?, ¿actúo como si estuviera unido a Cristo o todo lo contrario?

Anamnesis
V/ Éste es el sacramento de nuestra fe.
R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Reflexión:
Sacramento de nuestra fe, anunciar tu muerte y proclamar tu resurrección: La eucaristía es el resumen de nuestra fe,  es el signo de la esencia de la fe cristiana. ¿Mi vida es signo de lo que vivo en misa, cuando decimos anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección queremos afirmar que la eucaristía también tiene una  misión evangelizadora, en ella anunciamos no con palabras sino en el acto de comer y beber que Jesús ha muerto y resucitado por nosotros.
 ¿Nuestra vida tiene un sentido misionero?, ¿damos testimonio con nuestra vida, que Jesús ha resucitado?
¡Ven, Señor Jesús! Cf. Ap 22,20: implica pedir que Jesús venga como juez, para que a la medida del amor, seamos juzgados por nuestra fe y obras. ¿Vivimos de manera coherente, para ser juzgados en el amor sin ningún temor?

Así pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Reflexión:
La dignidad de servir a Dios en su presencia, es una dignidad que la perdimos por el pecado de nuestros primeros padres pero que la recobramos con Jesucristo. ¿Vivo de manera digna, en mi familia, amigos y en el trabajo?, ¿vivimos agradecidos porque Dios nos restituye nuestra dignidad?

Intercesiones
Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y con el Papa N., con nuestro Obispo N., y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Reflexión:
Vivir en la unidad: Pedimos al Espíritu Santo vivir en unidad los que participamos de la eucaristía, porque eso es precisamente lo que expresa la eucaristía: comunión de personas.
¿Vivimos en unidad entre los católicos? ¿Qué hechos en concreto no expresa la unidad que pedimos en nuestra vida diaria?
El pueblo santo y la jerarquía: Recordamos que son el Papa y los obispos los que tienen la función de ser pastores de la Iglesia. ¿Veo a los Obispos como mis pastores? ¿O simplemente como una autoridad a la debo obedecer por ser  católico? También pedimos que sea el Espíritu Santo quien nos lleve a la perfección del amor. ¿Me dejo guiar por el amor de Dios? ¿O me guio por mis odios, envidias, motivaciones personales? ¿Me dejo guiar hacia la perfección del amor en mi vida cotidiana?

Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Reflexión:
La oración por los difuntos expresa que la unidad de la Iglesia no acaba con la muerte.  Nuestra fe cristiana nos dice que no todo acaba en esta vida, sino que estamos hechos para el cielo. Al estar en comunión con la Iglesia, creemos que los que han muerto no dejan de formar parte de ella, por eso movidos por el amor y apelando a la misericordia de Dios, le pedimos que los admita estar en su presencia.
Algún día,  todos contemplaremos la luz de su rostro, esa es una definición de cielo, contemplar extasiados el rostro de Dios, que es una luz que no se apaga.
¿Me acuerdo de mis hermanos en la fe que ya han partido de este mundo? ¿Pido por ellos?

Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Reflexión:
Los santos son los que vivieron una amistad con Jesús:
Jn 15:15  No los llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre los lo he dado a conocer.

Los que estamos vivos en este mundo, pedimos misericordia para participar lo que los santos ya estar experimentando en el cielo: la vida eterna y alabar a Dios
¿Cómo es mi relación con Jesús? ¿Lo considero mi amigo o un siervo que solo cumple mandamientos y órdenes? ¿Tengo a los santos como ejemplo de tener una amistad con Jesús?

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Reflexión:
El honor y la gloria dada a Dios no se limitan solo al culto y la liturgia o en nuestra vida de oración sino en nuestra relación con las demás personas, es buscar que todos los hombres y mujeres puedan ver a Dios.
La gloria de Dios es una expresión bíblica, que significa el rostro de Dios
Éxo 33:18  Entonces dijo Moisés: "Déjame ver, por favor, tu gloria".
Éxo 33:19  Él le contestó: "Yo haré pasar ante tu vista toda mi bondad y pronunciaré delante de ti el nombre de Yahveh; pues hago gracia a quien hago gracia y tengo misericordia con quien tengo misericordia".
Éxo 33:20  Y añadió: "Pero mi rostro no podrás verlo; porque no puede verme el hombre y seguir viviendo".
Éxo 33:21  Luego dijo Yahveh: "Mira, hay un lugar junto a mí; tú te colocarás sobre la peña.
Éxo 33:22  Y al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado.
Éxo 33:23  Luego apartaré mi mano, para que veas mis espaldas; pero mi rostro no se puede ver".
San Ireneo: "La gloria de Dios es el hombre viviente; la vida del hombre es la visión de Dios"
Para el cristiano la gloria de Dios se hace visible en la humanidad de Jesús y ahora que la humanidad ha sido redimido por Jesucristo por medio del gracia del bautismo, el hombre redimido por la gracia hace visible la gloria de Dios, se convierta en una visión de Dios para el mundo.

Amén.
Reflexión: amén significa así sea, y es señal de conformidad de todo lo que se ha dicho y creído a través de la plegaria eucarística. Que nuestro amén no se convierta en una palabra repetitiva y sin sentido sino que sea señal de compromiso a vivir nuestra fe

Saludos
Luis Breña


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