Estimados lectores les presento el siguiente artículo realizado a partir de las ideas propuestas por Michael Heiser en su libro The unseen realm.
YHWH está
por encima de los demás elohim
El Altísimo (Elyon) era uno de
los nombres que recibía el dios El, en el panteón Fenicio y en sus textos se
decía que era el creador de la tierra. El nombre del Altísimo da a entender que
el dios El, esta por encima de los demás dioses cananeos, que vendrían a ser
sus hijos.
El Pueblo de Israel al entrar en
contacto con los pueblos cananeos, va a adoptar este nombre y se lo va a
aplicar a Yahvé. La razón es la siguiente, los israelitas quieran afirmar que
Yahvé esta por encima de las demás divinidades cananeas, lo que para los
israelitas son los hijos de elohim o su ejército celestial.
Tenemos varios ejemplos de este
título aplicado a Yahvé por ejemplo en el Salmo 82, 6: ‘’ustedes son dioses todos
ustedes, hijos del Altísimo’’. Dando a entender que estos elohim o hijos
de Elyon no son humanos gobernantes sino seres espirituales que gobiernan
las naciones en nombre de Yahvé.
Otro texto en donde se presenta a
YHWH como el Altísimo es Dt 32, 8-9: ‘’Cuando el Altísimo repartió las
naciones, cuando distribuyó a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los
pueblos, según el número de los hijos de Dios; mas la porción de Yahvé
fue su pueblo, Jacob su parte de heredad’’.
La geografía cósmica.
Este texto ( Dt 32,8-9) nos revela que el pueblo de Israel creía que los
pueblos de la tierra estaban divididos no solo por fronteras geográficas
sino por una geografía cósmica, en la cual cada pueblo estaba gobernado por
un elohim protector o guardián. El texto es claro, el Dios de Israel es llamado
el Altísimo en la primera parte del pasaje, porque está por encima de los demás
elohim a los cuales les ha asignado un pueblo para que lo gobiernen y cuando se
refiere a la porción que le toca (el territorio de Israel), el nombre de Dios
cambia a Yahvé, el nombre que está ligado a la Alianza del Sinaí . Esto se
refuerza por Dt 4, 19-20: ‘’Cuando levantes tus ojos al cielo, cuando veas
el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército de los cielos, no vayas a
dejarte seducir y te postres ante ellos para darles culto. Eso se lo ha
repartido Yahvé tu Dios a todos los pueblos que hay debajo del cielo. Pero
a vosotros os tomó Yahvé y os sacó del horno de hierro de Egipto, para que
fueseis el pueblo de su heredad, como lo sois hoy’’.
En este pasaje se hace la
advertencia que los astros del cielo no deben ser adorados porque estos han
sido repartidos a todos los pueblos, esta repartición es la misma a que
se refiere Dt 32, 8-9. El ejército celestial fue repartido entre los pueblos de
la tierra para que los gobierne cf Sal 82.
Sin embargo, esta repartición de
los hijos del Altísimo, no sólo se ve en Deuteronomio sino en Génesis concretamente
en el relato de la dispersión de los humanos y la conformación de las 70
naciones o pueblos a causa del pecado cometido por la construcción de la Torre
de Babel, este relato está en Gn 10-11, la estructura de la narración es la
siguiente:
El relato posee una estructura
concéntrica, lo que a simple vista puede parecer confuso, porque uno primero ve
las consecuencias del castigo, en Gn 10 se relata la división de los humanos en
70 naciones cada uno con su propio idioma, después en Gn 11,1-9 se relata la
causa del castigo, el pecado de querer ser como Dios a través de la
construcción de una torre que les permita llegar hasta el cielo y termina con
Gn 11, 10-32 donde se vuelve a mencionar las genealogías y los pueblos pero se
detiene hasta llegar a Abraham.
La estructura concéntrica nos
revela que la causa de que Dios ya no tuvieras una relación directa con los hombres,
sino que colocara a los elohim para que los gobernara en su lugar, se debe a
que los mismos hombres rechazaron la soberanía de Dios, al querer ser como Dios
sin Dios, tratando de alcanzar vivir en su espacio sagrado a través de sus
propias fuerzas (la construcción de la Torre que llega hasta el cielo).
Los lectores judíos sabían que la
Torre de Babel es una referencia a los Zigurats, que eran construcciones que se
encuentran en Babilonia que servían de Templos a imitación de las montañas
sagradas en donde el hombre se encuentra con la divinidad. Por tanto, veían a
estas construcciones como una escandalosa idolatría.
Es interesante notar que la
idolatría esta asociada con estos elohim gobernantes, es la causa de su oficio
y a la vez ellos mismo terminan propiciando la idolatría y la rebelión contra
Dios cf. Dt 4, 19-20 y Gn 3, 1-5.
La idea de seres divinos que
gobiernan naciones, está presente en todos los pueblos de la antigüedad, para Israel,
no son dioses en un sentido politeísta, sino que son creaturas celestiales de
Yahvé, los elohim o hijos del Altísimo. Por ejemplo, en el libro de Daniel del
habla del príncipe de Persia (Dn 10, 13) y el príncipe Miguel (Dn 10, 13; 12,
1), en hebreo (sar) se refiere a príncipe, jefe o gobernador que es un elohim
protector o gobernante de una nación. Es partir de este concepto de ángeles
guardianes de pueblos o reinos que va a derivar en la creencia de los ángeles
de la guarda. (Mt 18,10).
Sobre la creencia de que la
tierra es propiedad sagrada de los dioses, es un concepto antiguo. Por ejemplo,
el territorio de Israel es tierra santa porque es propiedad de Yahvé y en una
etapa de temprana de Israel se creía que solo en ella se puede adorar a Yahvé,
ser expulsado de ella significa no poder adorarlo sino adorar a otro dios en su
territorio particular, 1 Sa 26, 19: "Que
el rey mi señor se digne escuchar ahora las palabras de su siervo. Si es Yahveh
quien te excita contra mí, que sea aplacado con una oblación, pero si son los
hombres, malditos sean ante Yahveh, porque me expulsan hoy para que no
participe en la heredad de Yahveh, diciéndose: «Que vaya a servir a
otros dioses.»"
Otro ejemplo de la tierra y la
geografía cósmica lo vemos en la historia de la curación de Naamán el sirio,
después de haberse curado de la lepra siguiendo la indicación del profeta
Eliseo, Naamán le ofrece obsequios, pero el profeta se niega, por último, le
pide llevarse una porción de tierra para poder llevársela a donde él vive, el
territorio de Aram, que es regido por su dios Rimmón. La mentalidad de Naamán
es que la tierra donde se arrodilla pertenece a Rimmón por eso si quiere adorar
a Yahvé deberá hacerlo en la porción de tierra que se trajo de Israel. 2 Re 5,
16-19: "Dijo Naamán: «Ya que no, que se dé a tu siervo, de esta tierra,
la carga de dos mulas, porque tu siervo ya no ofrecerá holocausto ni sacrificio
a otros dioses sino a Yahveh. Que Yahveh dispense a su siervo por tener que
postrarse en el templo de Rimmón cuando mi señor entre en el templo para adorar
allí, apoyado en mi brazo; que Yahveh dispense a tu siervo por ello.».El le
dijo: «Vete en paz.» Y se alejó de él una cierta distancia."
Atentamente
Luis Breña
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